La variación del clima global se
debe a varias actividades humanas como la quema de combustibles
fósiles, la agricultura y ganadería intensiva, la deforestación o el aumento de la población humana.
Algunos de los impactos socio-ambientales del cambio climático son el calentamiento global, el aumento del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, entre otros.
Chile es un país extremamente vulnerable al cambio climático lo cual se ve reflejado por ejemplo en el aumento de las temperaturas, la reducción o un aumento de precipitaciones dependiendo de la zona, entre otros.
Debido a nuestro consumo diario los seres humanos dejamos una huella de carbono, la cual mide la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera.
A través de nuestro estilo de vida producimos CO2 lo cual acelera el cambio climático. Sin embargo, podemos disminuir la emisión de este gas cambiando algunos hábitos y rutinas.
La energía del sol impulsa al agua en nuestro planeta para seguir moviéndose constantemente de forma circular. Va desde las montañas a los ríos y lagos, hasta llegar al mar en donde se evapora y luego vuelve como lluvia o nieve a la superficie.
La huella hídrica mide nuestro consumo directo e indirecto de agua dulce, es decir, resume cuánta agua se ocupa en la elaboración de los productos de consumo y las actividades diarias.
Cada día el agua es un recurso más escaso por lo cual tenemos que cuidarlo entre todos los seres humanos. A través de varios comportamientos diarios podemos reducir nuestro consumo de agua.